Amigarse con la buena vida

Cuando la flora intestinal no está en equilibrio, frecuente tras el uso de antibióticos o cuando no se tiene una alimentación saludable y equilibrada, el intestino acaba siendo poblado por bacterias malas, que no ayudan al sistema inmune y dejan al organismo susceptible a enfermedades. Los probióticos son bacterias beneficiosas que viven en el intestino y mejoran la salud general del organismo, trayendo beneficios como facilitar la digestión y la absorción de nutrientes, y fortalecer el sistema inmunológico.

En Santa Fe, tenemos a un referente sobre este tema, el Doctor Gabriel Vinderola, es Licenciado en Química con orientación analítica, formado en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral.Doctorado en Química, es docente investigador categoría 1, es Investigador principal del CONICET, en el Instituto de Lactología Industrial (UNL- CONICET), se desempeña como profesor asociado en la Cátedra de Microbiología, Departamento de Tecnología de Alimentos y Biotecnología (FIQ-UNL).

Sobre este tema, Vinderola cuenta “un probiótico es un microorganismo vivo que cuando se administra en cantidades adecuadas da un efecto benéfico. Los probióticos son esencialmente bacterias y levaduras, los prebióticos son ingredientes o sustancias (no son microorganismos) son sustancias que no se van a absorber en el intestino delgado, van a llegar al intestinos grueso, al colon, y ahí van a ser fermentadas selectivamente por las bacterias benéficas del colon, el probiótico es como el alimento selectivo para las bacterias benéficas que tenemos en el colon”.

Probiótico es una palabra relativamente nueva que significa 'en favor de la vida'.

Los probióticos constituyen un aliado poderoso para cualquiera que esté buscando mejorar su estado general de salud y su bienestar. Sobre esto, el investigador dijo “los alimentos con probióticos hace más o menos unos 30 años que están en el mercado, y los alimentos que han tenido éxito comercial, han sido esencialmente los yogures”. Sobre este fenómeno aclaró “por qué, por varias cuestiones: primero porque tiene que ser un alimento que consuman las personas con frecuencia, si yo coloco probiótico en un alimento que las personas consumen no muy seguido no tiene ningún efecto en la salud; entonces hay personas que consumen los probióticos todos los días o frecuentemente. Si yo lo pusiera en un helado, que puede sobrevivir, pero que no se consume muy seguido, es algo que comemos por gusto no porque sea una necesidad o saludable”.

Así mismo, continuó explicando “también se han puesto en quesos frescos de consumo diario, pero realmente es muy poco su desarrollo, esencialmente en alimentos es en yogures; pueden haber algunos probióticos que se hayan agregado a barritas de cereales en ese caso con bacterias multiplicadas, porque una bacteria vegetativa tradicional no podría sobrevivir. La característica que debe tener el alimento, es que no mate al probiótico, generalmente son alimentos que se tienen que refrigerar, en los países nórdicos hay bastante desarrollo de alimentos en base vegetal con probióticos fermentados o no, tipo smoothie y batidos pero no están por estas zonas”.

El consumo de probióticos es recomendado en situaciones de desequilibrio de la flora intestinal, que suele ocurrir después del uso de antibióticos, el estrés o cuando no se tiene una alimentación saludable, siendo también importante consumir alimentos naturales, ricos en fibras y bajos en grasas. Por eso, el Dr. en Química recomienda “lo recomendable de consumo diario de un alimento fermentado es entre 100 y 200 gramos o mililitros, si uno come más, no hay problema pero más o menos en los estudios clínicos donde se vió un efecto positivo en la salud están alrededor de los 100-150- 200 gramos por día”.

Los fermentados aportan multitud de beneficios para la salud. Los fermentados impiden el crecimiento de microorganismos patógenos y toxinas. Además, restauran y conservan la flora intestinal ayudando a la conservación de los alimentos y permitiendo que se conserven mucho más tiempo, en este sentido Vinderola explica “las características alimenticias de los alimentos fermentados, los fermentados son un grupo muy variable y diversos de alimentos y bebidas, hay algunos que tienen microorganismos vivos como el kéfir, el yogur, la kombucha, el el chucrut, hay otros que los microorganismos están muertos, el chucrut comercial para poder ser comercializado, hay que pasteurizarlo, cual no quiere decir que que pierda todas sus propiedades, el pan de masa madre, tiene microorganismos que están muertos”.

“Hay fermentados que no tienen microorganismos, porque se hizo la fermentación y se los retiró como es el caso del vino y la cerveza por ejemplo, hay fermentados que al ser vegetales proveen fibras que dan un efecto extra en la salud, el chucrut, la zanahoria fermentada, kimchi. Existen características que son muy diferentes, por lo general son ácidos, lo cual le dan una protección microbiológica extra respecto de un alimento que no es ácido, y tienen sabores únicos, el sabor que se obtiene por la fermentación, no se obtiene por ningún otro método de cocción, se dice que la fermentación es la cocción en frío de los alimentos”.

Una posible desventaja de los alimentos fermentados es que su sabor y olor son bastante fuertes, por lo que pueden resultar muy desagradables para algunas personas. Los sabores y texturas únicas de este tipo de alimentos se deben, en parte, a la presencia de distintos tipos de bacterias.

En la variedad está el gusto

Hay varios tipos de suplementos, que incluyen entre 1 a 10 tipos diferentes de probióticos. Los más importantes son:

Bifidobacteria animalis: ayuda a fortalecer el sistema inmune, además de facilitar la digestión y a combatir las bacterias transmitidas por la ingesta de comida contaminada.

Bifidobacteria bifidum: están presentes en el intestino delgado y grueso, ayudando en la digestión de los productos lácteos.

Bifidobacteria breve: están presentes en el intestino y en el tracto vaginal ayudando a combatir infecciones por bacterias y hongos.

Bifidobacteria longum: es uno de los tipos de probióticos más comunes en el intestino y ayuda a eliminar las toxinas del organismo.

Lactobacillus acidophilus: es quizás el tipo más importante de probióticos, ya que ayuda en la absorción de varios nutrientes, además de combatir infecciones y facilitar la digestión.

Lactobacillus reuteri: están presentes especialmente en la boca, en el estómago y en el intestino delgado, siendo importantes contra la infección por Helicobacter pylori.

Lactobacillus rhamnosus: están presentes en el intestino y pueden ayudar a combatir rápidamente casos de diarrea, especialmente cuando se viaja a otros países. También puede ayudar a tratar el acné, eccema y la cándida.

Lactobacillus fermentum: ayudan a neutralizar productos y toxinas liberadas durante la digestión, mejorando el ambiente para el crecimiento de la flora intestinal.

Saccharomyces boulardii: ayuda a tratar la diarrea por antibióticos del viajero.